ANGIE

“Nuestro vino es agrio, pero es nuestro…”

Camaguey-1Ángela era su  nombre, tenía 31 años y había nacido en 1985. Única hija de María y Rafael, pareja que llegaron a La Habana sin conocerse siendo casi niños junto a sus familias, desde el interior campesino y empobrecido centro de la isla de Cuba, en la provincia de Camagüey.

Para sus padres agricultores y otras familias del lugar, la vida entonces era un tanto angustiante debido a las constantes y prolongadas sequías en toda esta provincia. Aquella zona conocida como la de “los tinajones”, recipientes de barro con objeto de almacenaje de agua, da idea de su escasez y de las dificultades existentes para una penosa agricultura de baja productividad y renta, por la exigua y compartida parcela que podían cultivar.

También les resultaba dolorosa la periódica separación de los niños de las familias campesinas, llevándolos a “escuelas gubernamentales” temporeras, donde lo único que realmente hacían era la recolección de productos del campo, trabajo propio de mayores, a la vez que sufrían el “adecuado” adoctrinamiento revolucionario. La separación de las familias, era un recurso habitual del “régimen”, con esos fines.

Camaguey-6Por entonces, corría el voceo “sotto voce” aquellos años,  de que en el norte de la isla, las provincias de Mayabeque y en especial La Habana, emergían como un área en crecimiento industrial y tecnológico al abrigo de las ayudas reales allí concentradas, que llegaban de las potencias extranjeras socialistas de la época y en donde fácilmente pensaban podrían mejorar sus vidas, en definitiva, el bienestar de sus familias.

María y Rafael, ya de jovencitos, se habían conocido en La Habana vieja después de que sus familias, tras enormes dificultades, pudieran establecerse allí en  modestas viviendas compartidas de trabajadores y cercanas entre si.

Formaban parte de un grupo de adolescentes, al comienzo de los setenta, que creciendo en un ambiente más urbano y comunicado, sus modestos trabajos  y peor remunerados, no le impedían sentirse libres, diferentes, personas alegres enganchados por los ritmos caribeños  y a la vez, algo más al día de cuanto se escuchaba en el exterior, especialmente  el “rock & roll”, de allí donde viniera.

Havana vieja-5En cuanto podían, chicos y chicas, solían reunirse en sitios discretos, tratando de pasar desapercibidos para disfrutar de su intimidad, acompañados de su música favorita.

Alguno de ellos traía una pequeña radio portátil o algún reproductor de “casettes”, conseguidos en algún caso gracias a algún turista generoso y donde, con algunos refrescos y un poco del más barato ron que a ellos les sabía a gloria, bailaban, disfrutaban con su carácter alegre, a la vez que escuchaban lo que podían de sus ídolos europeos o norteamericanos, en definitiva «rock», por otra parte música censurada por la revolución.

El “Comandante” definió en su día a los rockeros, como «gente indeseable de pelo largo y pantalones estrechos, homosexuales en potencia, partidarios del capitalismo y a los que había que hacer desaparecer». Y como alguien dijo: “El rock & roll, se convirtió en una de las manías del castrismo y sus jenízaros”.

Con todo,  María junto a Rafael y sus amigos eran una juventud feliz  y aunque condenada a la escasez,  hechos al compañerismo, al mutuo apoyo, pues en una sociedad como la cubana donde nadie tenía casi de nada y todos un poco de algo, la ayuda, el intercambio y el trato generoso propio de estas gentes era el comportamiento normal entre ellos.

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Si alguna dignidad quedaba en la isla “prisionera” de su suerte política, ésta la portaban sin duda cada uno de sus habitantes, sus gentes y jóvenes orgullosos de su identidad y origen: “Nuestro vino es agrio, pero es nuestro”, solían decir a buenos entendedores.

Está claro que la revolución no había podido cambiar el espíritu de los cubanos, de la que de forma silente, se sentían mayoritariamente desengañados. Su única confianza radicaba en ellos mismos.  Ante la adversidad del compañero, el isleño siempre está a su lado brindando lo poco que tienen.

Irreductibles, obstinados, aconsejan y hablan de todo en voz alta. Se divierten sin dejar de escuchar música constantemente. Su eterna sonrisa, es el reflejo de sus almas, aunque en su interior reine la desesperanza.

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Al principio de la edad dorada del rock, los responsables culturales del “aparato” urdieron la creación de la “Orquesta de Música Moderna”, como contrapeso de carácter aperturista a la música foránea, pero poco después en el llamado “Decenio Gris”, la reconvirtieron en una orquesta de variedades imitando las que había en el área de influencia soviética.

Estudios Kingston-4María y Rafael eran ya pareja cuando, en otoño de 1972, llegó a la isla la noticia de que los Rolling Stones, sus ídolos, se encontraban grabando su nuevo álbum, como así fue parcialmente,  en Jamaica, en los estudios “Dynamic Sound” de Kingston.

Para los cubanos la elección de una isla tan «próxima» en casi todo, para el registro de lo que sería su nuevo trabajo “Goats heads soup” (“Sopa de cabeza de cabra”), se les antojaba como un reconocimiento a los valores musicales de la sociedad caribeña, haciéndoles sentir cierto orgullo participativo.

“Angie” una canción romántica y desesperanzada, algo diferente al estilo conocido del grupo, fue el primer lanzamiento de este trabajo y como número uno en todo el mundo, llegaría a La Habana y a los oídos de María y Rafael, que junto a sus amigos, la convertirían en un himno que formaría parte, no solo de sus días de juventud, sino de su vida.

Pareja cubana-1Rafael y María se amaban hasta la saciedad y en sus momentos más apasionados “Angie”,  la canción, se instaló en sus juegos amorosos. Sus hermosas y jóvenes figuras de perfecto mestizaje, de por si eran suficientes para levantar pasiones, pero su entrega intima e imaginativa sin límites, los transportaban a través del lecho rockero, a un universo solo existente en su intimidad, un arco iris de ardorosos colores donde todo era posible, en el corto e intermitente espacio que liberaban sus cuerpos.

“Angie” flotaba en el ambiente cuando María quedo embarazada y tras nacer la que sería su única hija, ambos concluyeron el nombre que llevaría: Ángela.

Así fue el deseo de los dos, aunque en el seno familiar y en el de sus círculos íntimos, Ángela sería para todos y desde ese momento Angie, si bien al principio deberían utilizarlo con prudencia y en ambientes de confianza.

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María y Rafael siempre fantasearon con salir del país aunque probablemente de forma circunstancial, temporal, lejos del “espíritu de Florida” a conocer mundo como dos jóvenes que, hasta entonces, solo podían  soñarlo.

Entre esas ilusiones, como no, asistir a algún concierto de los Rolling Stones, allí donde fuera posible. Esto no era un deseo de huida, pues no sabrían vivir lejos de su isla por precarias que fueran sus condiciones de vida y libertad. Cuba era su tierra y sus amigos, el aire de juventud que justificaba su existencia.

En este mar de dignidad y nobleza, Angie creció, transmitiéndole el amor y respeto por su patria, el gusto por la música y como no, el rock & roll, ilusionándola con que un día hasta su país llegarían vientos de modernidad, prometiéndole que cuando así fuera, junto a sus padres tendría la ocasión de acudir a algún concierto del grupo británico, cantando y gozando con ellos su canción de amor, la que dio nombre a su pequeña entonces.

Los siguientes años a su nacimiento, fueron muy duros en un país de escasa productividad, tan subvencionado por potencias extranjeras, que al ir debilitándose estas en extremo y junto al bloqueo norteamericano, sumieron a Cuba en un estado de carencias, prevaleciendo únicamente la dignidad indestructible de sus gentes y si bien un nivel cultural nada despreciable, también afectado ante la falta de medios. El sentimiento de aislamiento, creció.

Havana vieja Malecon-4Pero la gran tragedia para Angie, llegó en la plenitud de su juventud.

Con cincuenta y ocho años, María su madre, muere de extraña enfermedad y dos años más tarde Rafael, su padre, en un accidente de trabajo. Para aquella «niña»,  todos  sus sueños de juventud, los  amores y esperanzas de su vida, la familia, se esfuman, desaparecen abandonada en un estado de soledad y melancolía que apenas superó con mucha dificultad, ayudada solo por su compañero, su pareja José, un buen chico con el que convivía desde no hacía mucho tiempo.

Los recuerdos serían para siempre «presentes» eternos. Su amor por la música de sus padres, la vida con su compañero,  sus amigos, todo seguiría igual, pero sin poder eludir el vacío, en sus ratos de aislamiento, de un tiempo irrecuperable.

Aún así, Los Stones, los reyes de sus alegrías pasadas seguían «creciendo», en su presente y futuro soñado. Tal era el símbolo rebelde,  de libertad que representaban y aquel deseo que María, su madre, le transmitió de poder asistir cualquier día juntos a un concierto de los ingleses en un futuro menos imposible. Aquella esperanza, también se marchitaría.

Cartel Havana MoonEntrado 2015, según las noticias internacionales «permeables» a la isla, se comenzaba a barajar la posibilidad de un concierto gratuito de los Rolling Stones en la La Habana, revolucionando todo el Caribe, además del resto del mundo por su significado.

Para Angie la noticia la sumió en un estado de ansiedad increíble. Tanto había significado en su vida la música de ese grupo, en lo intimo y como contraste de su sociedad anclada en la oscuridad de una censura férrea que había conformado la desengañada personalidad de su juventud . Si esto se hiciera realidad, sería como resucitar sueños inacabados, recuerdos entrañables y la esperanza de que su país, si así ocurriera, ya no sería el mismo.

Para el 25 de Marzo de 2016, se anunciaba definitivamente de forma oficial el concierto “Havana Moon”  del grupo británico, tras muchos impedimentos de todo tipo, políticos, logísticos…, que fueron salvados “in extremis”.

Días antes de esta fecha el presidente americano Barak Obama, también visitaría la isla. Todo se “movía”, con el “Comandante”  internado y con pocos meses más de vida.

Angie-1Para Angie y su grupo de amigos la noticia por si misma fue una gran celebración. En una de sus pequeñas fiestas, desempolvaron toda la discografía de los Stones  que disponían, fotos, camisetas ocultas hasta entonces, tatuajes, todo se convirtió en un ritual de preparación para la asistencia al tan deseado e increíble evento.

Sabían que no dispondrían de dinero, que apenas podrían pagar las copas en el concierto, pero también que lo que tenían, poco o mucho sería de todos, que todo se compartiría en la medida de lo disponible: eran cubanos.

Y ahorraron hasta “en las papas…”, con la idea de que ese día fuera para no olvidar.

Tras cincuenta años de censura, ninguna revolución hasta la fecha había hecho conmover a más de un millón de personas ansiosas de libertad, ni hacerles sentir el sentimiento de paz de ese día, donde la luna en La Habana fue más protagonista que nunca de la mano de Mick, Keith, Charlie y Ronnie, Los Rolling Stones, cuando comenzó su concierto “Havana Moon”.

Angie, esa noche más “Angie” que nunca  y sus amigos, habían llegado a la Ciudad Deportiva donde se celebraba el evento con antelación suficiente como para situarse, tan en primera línea, que pudieran mirar directamente a los ojos de Mick Jagger y Keith Richard, los símbolos  de su vida.

De entre las «cosas» de su madre, Angie había guardado un pañuelo similar al que siempre, sobre la frente, lleva en sus conciertos el guitarrista Keith Richard, colocándoselo al mismo modo, tal cual María lo hacía, mientras su cuerpo abrazado a José, comenzaba a vibrar nerviosa y emocionada, como si otro mundo se abriera ante si.

Tremendo, inesperado, estalla el sonido impecable y sorpresivo para los asistentes. Se impone el poderío de las guitarras entre el contundente «swing « de Charlie Watts, el batería.

Rolling cuba-4

Mientras se consumaba el idilio entre músicos y público, se rompe la noche con “Jumping Jack Flash”  imponiéndose en la incredulidad de todos los presentes ya poseídos por sus “Satánicas Majestades”, y estos a la vez, se entregaban asombrados y agradecidos de estar allí, a tanta nobleza de pueblo.

Los británicos fueron desgranando canciones participadas por todos, mayores, jóvenes, y hasta niños, que abarrotaban el estadio.

En un momento, cuando tras terminar “All down the line”, Mick Jagger  anunció “Angie”,  una tenue iluminación sensual en escena para el desgarrador tema, provocó prender al instante todos los móviles y encendedores del público, pareciendo que el cielo estrellado, se había derramado aquella noche sobre la Habana.

“Angie, Angie,
¿Cuándo desaparecerán todas esas nubes?
Angie, Angie,
¿hacia dónde nos llevarán desde aquí?
Sin amor en nuestras almas
y sin dinero en nuestros abrigos,
no puedes decir que estamos satisfechos…”

Rolling cuba-3Angie, tras comenzar a cantar Mick Jagger, invadida a la vez de una gran alegría y frustración, no pudo soportar tantos recuerdos,  tanto amor y esperanza perdida, infortunio y rabia de lo que nadie le resarciría.

La Angie de su niñez, de su juventud feliz junto a María y Rafael, no pudo resistir la visión y de una forma nerviosa e incontrolada, casi histérica, comenzó a llorar desconsolada mientras se  aferraba al cuerpo de José, su compañero.

Presa de tanta añoranza, nublada su vista por las lagrimas, apenas podía levantarla y contemplar el sueño dorado de su vida, los ídolos de sus enamorados padres, la música con la que nació, la canción que le dio nombre.

cubanos en el concierto-1Sus amigos en ese instante, más pendientes de ella que del concierto, observándola, se les iluminaron las caras, se les humedecieron los ojos y voluntariosos abrazaron a la pareja hasta conseguir hacerles participes de la fiesta,  arrancándoles sonrisas de felicidad y gozo, cantando y bailando aquellas canciones de libertad y deleite, que finalmente hicieron posible para Angie, vivir el sueño de sus padres,  de ella misma, en una realidad mágica que se haría inolvidable el resto de su vida.

Aquel “Viernes Santo” de 2016, será recordado por la llegada histórica a Cuba de Los Rolling Stones, cuatro juglares del mundo libre que en la Ciudad Deportiva de La Habana, armados de música y rebeldía, llevaron el mensaje de liberación al carcelero: “Abre las puertas del paraíso al mundo y descansa en paz, si puedes”.

«Angie». Concierto «Havana Moon» de Los Rolling Stones en Cuba. Filmado desde el público con un teléfono móvil. Su «autenticidad», para mi, compensa sus imperfecciones.

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