LA RESPUESTA, en el viento

Dia de viento-1-Recortada


«¿Cuánto hemos de envejecer para oír el grito de la soledad, el llanto ahogado en los mares desesperanzados…?»

Las incertidumbres comenzaron, al contrario de lo que debiera ser, cuando ya en su madurez no cejaba en preguntarse el motivo de cada impulso en su existencia.

Absorto, recordó al anciano impertérrito que, con mirada retrospectiva y observando el mar, se veía de niño bajo la vigía atenta de entrañables miradas, mientras se preguntaba si mereció la pena crecer.

Convencido de que posiblemente no hubiera vivido lo suficiente para entender todo su pasado, una brisa en la cara, parecía animarlo a seguir hasta el fin del camino donde, probablemente, resolvería sus dudas.

Observó la no muy alejada montaña, aquella mole de pizarra azulada, conquistada hasta abrir las “puertas del cielo» y, que rendida a la reacción en cadena del poder de los sentidos, se entregaría en “habitación”, de una de las “mil y unas noches” de su vida.

Apenas un poso, pensó, subsiste en el pensamiento de tantos recuerdos que parecieron nacer para ser eternos. Nadie sabría explicarle el porqué de la belleza en el olvido y, otra vez observando en la lejanía, buscaría en el viento la razón de todo.

Habiendo nacido en el lado oscuro de una época irremediable, si algo tuvo su generación, fue un horizonte esforzado, una lucha, para rompiendo cadenas encontrar la atmósfera respirable, limpia.

Pero cadenas, por nuevos grilletes “pret-à-porter”, no son otra cosa sino que, espacios de engañosa superficialidad e “ingeniosas” dependencias, creadas por renacidos «gurús» y sus idearios para que, a la vez, sintamos la necesidad de su liberadora presencia.

¿Tanto vivir para esto? ¿Antes salvados y ahora en constante estado de necesidad de salvación?

Dia de viento-8-RecortadaNo dejaba de pensar cuanto tiempo necesitarían mejorar las almas de los hombres, para mirándose a los ojos, abrir horizontes comunes, claros y libres. Perdido otra vez en la melancólica duda, sólo encontró pareciendo llamar su atención, el murmullo del viento como respuesta.

¿Cuantos y que caminos habremos de recorrer, hasta que las encrucijadas confluyan en campos sin maleza supremacista?

¿Quién enmudecerá  la voz de la guerra interesada, la tragedia, el dolor de los débiles?

¿Quién fabricará la última bala?

Entre tanto odio, rencor y conveniencia, no encontró puerta en donde llamar la atención de tal desatino. Solo el viento, pudiera conocer la razón.

¿Por qué todo tan difícil, complejo y efímero? Hasta la palabra, ese viejo trenzado hilo de seda, atadura de prometidas voluntades, se deshace y lo peor, reniega de sí misma.

Si de sabiduría se trata ¿Cuánto hemos de envejecer para oír el grito de la soledad, el llanto ahogado en los mares desesperanzados?

¿O para que el olvido del sufrimiento ajeno, no germine en nuestras almas?

¿O para regocijarnos en la sonrisa del niño que, perdido y angustiado, encuentra a su madre entre un yermo océano de refugiados?

¿A cuántas muertes asistiremos, sin olvidar que mucha más gente, murió antes?

Sin duda, pensó, la solución esté en nosotros mismos, en nuestra capacidad para la bondad o si acaso, hasta en la brisa que desatan el parpadeo de unos ojos, ese “precioso abanico” que al ritmo de las ausencias, nos recuerda siempre que cualquier respuesta, está en el viento.

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*Música: Blowin´ in the wind  (Bob Dylan) – Steven C.

12 comentarios en “LA RESPUESTA, en el viento

  1. Bonitas reflexiones comunicadas de forma poética y es que el VIENTO es POESÍA como ya nos dijo BOB DYLAN en su canción.
    Sinceramente: ME GUSTA (para qué vamos a buscar más palabras y comentarios enrevesados)
    Espero más.

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  2. Siempre andamos preguntándonos, más aún cuando nuestros sentidos se tornan vulnerables. Y no es necesario envejecer para que eso suceda aunque tenga mucho que ver. Lo que pasa es que cuando nuestra vida es agitada por nuestro trabajo o bien obligaciones familiares no hay tiempo para preguntar, no hay tiempo para casi nada y esperamos que todo sea eterno y llegue más tarde, pero no. Después solo llega la soledad porteada por el viento de la vida que va aconteciendo inexorable sin más. Solo eso.
    Bellas letras y bella música como siempre. Un abrazo.

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  3. Puede que tengas razón. Pero solo el tiempo nos hace madurar hasta el conocimiento de nuestras limitaciones. Es entonces cuando se establece la duda en el intelecto, la relativa sabiduría.
    Pero, como siempre, hay algo claro en tu comentario además del buen razonamiento y es que, como siempre lo bordas con tus palabras. Otro abrazo, recién renacidos…!!

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  4. Gracias por tu comentario. El viento, en nuestra cara, no es sino que, el interlocutor que nos lleva a la reflexión, de forma, que tras ella, nos invite a ser nosotros mismos y actuar según nuestra conciencia, sin miedo ni ataduras, único camino para la esperanza.

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  5. Quien escribe, si es leído por alguien, recibe el mejor premio posible. Si quien lo hace, es persona como tú, con tanta experiencia y saber hacer literario, se torna «el premio» en «alegría» y fuerza para el camino. Y si se recibe un comentario tan generoso como el tuyo, solo se sentirme agradecido hasta la saciedad, aunque no lo merezca. Gracias amigo.

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  6. Aludiendo a una de las ‘mil y una noches’ de vida … mil y una preguntas, que a mi parecer el protagonista ‘resuelve’ de manera excepcional pensando que (aunque cualquier respuesta esté en el viento) la solución está en nosotros mismos.
    Me permito añadir una pregunta de la canción que le pone fondo a tu relato (y que sin duda está implícita): “How many times can a man turn his head and pretend that he just doesn’t see” / Cuántas veces puede un hombre girar la cabeza, y fingir que simplemente no lo ha visto.
    Un texto exquisito ¡Gracias!

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  7. El hombre no ha «nacido» o «evolucionado» con el «don de la irracionalidad», que le justifique o permita girar la cabeza ante el dolor ajeno. Aunque esta especie, también sufre de taras.
    Pero la exquisitez, esta en tu comentario, siempre rico y generoso. Gracias.

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