CON SU BLANCA PALIDEZ

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Casi todo puede ocurrir en el universo de una larga barra, en un viejo o cualquier pequeño bar.

En la mañana, inocente, te aprestas junto al café “despertador” a lo sorpresivo que pudiera al día ocurrírsele ofrecer y todo en este pequeño espacio, pero que según disponga, su dimensión pudiera ser cósmica.

En esa larga y desvencijada barra, un cualquier día, de un todavía caluroso otoño, de cualquier año, ¡que más da!, en el otro extremo, allí estaba.

Con escondida mirada, seria, escurridiza, quizás se habría levantado perezosa y directamente ante el espejo se preguntaría: ¿porque la noche ya no era la noche, ni el amanecer la mañana?, ¿porque se perdió la magia, porque se levantaría huyendo, de la nada?

Apartadas, casi escondidas las caras en cada extremo de aquella barra, ambas, despertaban curiosidades y aunque esquivas, se encontraban.

Abanico de sensaciones, colores, olores, tan solo alguna vez imaginadas, brotaron con una emoción no vivida antes.

Su pelo oscuro, enmarcaba un lienzo pálido, luminoso, acomodando la mirada de unos ojos que de ligero azabache, contrastaban con el carmín, color que pareciera redescubrir de entre siglos, que en labios de fuego, quemaban.

Irremisiblemente, imposible de soslayar la visión, en el cuerpo a cuerpo más  contemplativo que recuerdo, me golpeó, me golpeó al mirarme.

Con su blanca palidez…, sin palabras, sin hablarme…
Siento la piel, su mano acariciante…, sin tocarme…
Y prestada, sin mirarme…, su esquiva mirada…
Su blanca palidez…, me regalaba.

Con su blanca palidez…, fue mañana esa mañana…
Sideral la distancia entre ambos…, fue cercana…
Ella en su mundo…, yo empedernido navegante…
A su blanca palidez…, me llevo el viento…, del instante.

Con su blanca palidez…, escribió cartas sin enviarme…
Palomas sus ojos volaron…, y con ellas el mensaje…
Imagino noches y días…, me abraza sin abrazarme…
Con su blanca palidez…, tan cerca…, como distante.

Si, en ese universo, la barra de un viejo o cualquier pequeño bar, puede tornarse destino un día cualquiera, de un otoño, de cualquier tiempo, o después de una noche tan vacía, como decepcionante, menguante.

Corazones que haciendo cuentas no les salen, audaces se mezclan y extemporánea arriba la pasión, explota la imaginación, anochece, amanece, eclosiona la sinrazón, con su blanca palidez…, en el instante.

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*Música: «Background» con solo parte de «Hammond», de «A Whiter Shade of Pale».

7 comentarios en “CON SU BLANCA PALIDEZ

  1. Prosa y verso de la mano armónicamente perfectos. La imposible y melancolica historia debe ser cercana…real, se desprende del relato que no puede ni quiere ocultarlo. Verdad?

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